viernes, 21 de junio de 2024

MAQUINISTA...

MAQUINISTA

Un relato de Ricardo Boero (basado en un hecho real contado por Don Nerio Denapole, quien a sus 95 años vive hoy en el Hogar Salas Cobo)

Frondizi llevaba pocos meses de gobierno y tiraba por tierra todas las promesas de campaña. Los ferroviarios que habían conquistado la jornada 

laboral de ocho horas en el gobierno de Perón, se despertaron una mañana de 1961 con la noticia que pasarían trabajar doce y catorce horas.

Habían costado mucho esfuerzo tantas conquistas laborales para que los ferroviarios lo aceptaran sin pelear. Fue precisamente la Estación Rufino 

una de las resistencia mas duras contra el Gobierno.

Frondizi ya había decretado el Conintes (Estado de Conmoción Interna) y ya habían hecho base en Rufino un capitán, un sargento y 15 soldados del 

ejercito dispuestos a reprimir a los huelguistas. A los pocos días sesenta y ocho trabajadores de la estación Rufino eran detenidos y puesto bajo la custodia de los uniformados.

La orden era clara y precisa. Los detenidos Debian ser trasladador a Buenos Aires, para lo cual se dispuso una maquina y un vagón que saldrían de la 

estación Rufino y a pocos kilómetros seria enganchados con el Cuyano rumbo a la capital.

El llamador golpeo la puerta de la casa de Don Nerio Denapole y le comunico que debía tomar servicio para mover un tren de inmediato. Por los 

fondos de la vivienda se asomaron otros dos compañeros, para avisarle que el tren que movería era justamente el de los ferroviarios presos.

Don Nerio enfilo para la estación, con su valijita llena de miedo pero confiado en que algo se le ocurriría, para evitar ser cómplice de semejante injusticia.

El capitán le indico cual era la maquina y Don Nerio suspiro aliviado, porque se trataba de una General Electric que tenia algunos inconvenientes y 

esta vez seguro que se iban a presentar. Primero adujo que la humedad hacia patinar la maquina, cosa que provocaría por lo menos por un rato, que 

el motor se detenga. Y por supuesto, se detuvo.

Luego le hizo saber al capital que ese modelo no retrocedía y reclamo que giraran la maquina del oeste al este, con lo que gano un poco mas de 

tiempo. Por fin se dirigió al galpón donde se encontraba el vagón con los presos. Ya en el lugar intento tranquilizar a los del vagón, avisándoles que 

entre todos lo demás algo harían para evitar el viaje. Pero un soldado apostado en la oscuridad, corrió hacia el apuntandole con el fusil, tan asustado uno como el otro.

Nerio engancho el vagón y al poner el tren en marcha, un sargento ingreso a la cabina del conductor pretendiendo acompañarlo. Ahí Nerio apelo al 

reglamento que prohibía personas extrañas en la cabina. Y reclamo una orden de Buenos Aires. La orden nunca llegó. Nerio descontaba que sus 

compañeros habían cortado los cables del telégrafo.

El capitán amenazo a Denapole y este enfilo para el paso a nivel, pero al ver un grupo de personas manifestando, clavo los frenos en sexo. Los 

soldados dispersaron a los manifestantes y el capitán volvió a ordenar la marcha. Ya anochecia y fue ahí cuando el conductor reclamo la señal del 

cambista, quien obviamente brillaban por su ausencia.

El capitán, ya cansado, miro la hora comprobando que el Cuyano ya no estaría en el lugar acordado.

" Volvé a la estación, abrí la puerta del vagón y dejalos que se vayan " ordeno el capitán, rematando a los gritos con un mensaje para la madre de todos los ferroviarios.

Don Nerio abrió la puerta del vagón y los sesenta y ocho liberados salieron festejando llevando en andas a este pequeño gran hombre que torció la fuerza con su inteligencia y su coraje.

Pocos días después, cuando ya terminaba el conflicto, una bala terminaba con la vida de Manuel Roca, junto a las vías, pero esa es otra historia.


miércoles, 19 de junio de 2024